Variedades y vinos


Los vinos de Burdeos son en esencia vinos de mezcla o coupage. Se denominan así a aquellos vinos que se elaboran con distintas variedades de uva para dar como resultado un vino más complejo y personalizado. El objetivo del coupage es complementar o mejorar sus cualidades.

 

En la región bordelesa las bodegas trabajan principalmente con seis tipos de uva, tres tintos y tres blancos para la producción sus vinos. Las variedades de uva complementarias llamadas auxiliares, presentes en cantidades reducidas, buscan enriquecer el vino durante el ensamblaje, momento en el que se unen los vinos procedentes de diferentes parcelas de viña y barricas. Del dominio de esta técnica proviene en gran medida la especificidad de los vinos de Burdeos.

 


 

Antiguamente la lista de variedades cultivadas era mucho mayor aunque se ha ido reduciendo drásticamente, incrementando significativamente la superficie de Merlot y con Cabernet Sauvignon reforzando su presencia, particularmente en Médoc. Aunque probablemente el cambio más significativo en el viñedo ha sido el desplazamiento hacia las variedades tintas. Hasta los años 70 del siglo pasado el viñedo prácticamente se repartía entre variedades tintas y blancas pero en la actualidad las tintas representan casi el 90% de la superficie plantada.

 

Tintos


Dentro de las variedades de uva tinta, las tres dominantes son Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot, siendo Merlot las mas representativa. Se complementan con Petit-Verdot, Malbec y Carménère. Cabernet Sauvignon domina en Médoc y Graves, Merlot en Saint-Emilion y Pomerol.

 

Blancos


El vino blanco de Burdeos se elabora predominantemente a partir de sauvignon blanc y sémillon, y en menor medida de muscadelle.

Lo mismo que los tintos, los burdeos blancos son usualmente mezclas, utilizando para ello las variedades de ugni blanc, colombard y merlot blanc


Chateaux de Burdeos


 

Sería imposible evocar los vinos de Burdeos sin explicar el término "château viticole". En Burdeos, la noción de castillo va más allá del edificio arquitectónico, designa la cosecha producida en los terrenos del castillo y el viñedo en su conjunto como a la casa de la familia propietaria.

 

Antes de la Revolución Francesa, los señores, únicos terratenientes, se reservaron las mejores tierras. Esto explica por qué algunos vinos de Burdeos tienen magníficos castillos y por qué los viñedos de los alrededores son famosos. Desde finales del siglo XVIII y hasta el siglo XX, los castillos se han multiplicado en los viñedos de Burdeos, con un período especialmente activo en el Medoc después de la clasificación de 1855.

 

A partir de ese momento, dado el éxito comercial de los vinos que mencionan la palabra "castillo", muchas propiedades de Médoc se apresuraron a adoptar este término. Desde entonces, el castillo se convierte en un escaparate para los propietarios, con inversiones cada vez mayores.

 

 

En la actualidad, las áreas de Burdeos continúan desarrollándose, siendo conscientes del poder de atracción que puede constituir una bodega con una cuidada estética y la gran mayoría de los vinos de la zona llevan el nombre de un castillo, aunque hay excepciones como por ejemplo, Petrus, el gran cru de Pomerol, o Clos-Haut-Peyraguey, el Grand Cru Classé de Sauterne.

 

Sin embargo, el castillo de Burdeos no tiene por qué ser sinónimo de ostentación. Muchos castillos de vino son relativamente pequeños en tamaño. En algunos casos, el término se aplica a una simple casa de campo.